miércoles, 27 de abril de 2016
martes, 26 de abril de 2016
Adicción y el Cerebro Humano
Introducción
Para hacer un análisis a fondo y poder
entender los daños que una adicción puede causar en el cerebro humano, o la
misma adicción a volverse un patrón de vida diaria, es importante distinguir
entre lo que es el uso y el abuso de cualquier tipo de sustancias. Para esto,
cabe mencionar que el uso de sustancias podría ser indispensable debido a
razones médicas, o bien para sentirse recibir la aprobación y el aprecio del
entorno y la cultura en que se vive. Por el contrario, el abuso de sustancias
se torna en un patrón de consumo que disminuye la capacidad para funcionar
adecuadamente y poder cumplir con las responsabilidades tanto en el hogar,
trabajo, escuela, etc. El uso repetido de dichas drogas favorece a situaciones
peligrosas o también que origina problemas legales. Al igual, el abuso
prolongado de drogas seguramente podrá ocasionar una dependencia de la
sustancia, patrón de consumo compulsivo mucho más grave que el simple abuso de
un día tal determinado. Frecuentemente se caracteriza por la tolerancia, lo
cual es, la necesidad de tomar mayores dosis para obtener los efectos iniciales
o así evitar los síntomas de la abstinencia. Dichos son estos los efectos
físicos o psíquicos muy desagradables que acompañan la interrupción de la
sustancia psicoactiva.
En este texto examinaremos los daños
inducidos mediante el uso de las drogas psicoactivas, las cuales alterando la
química cerebral no solo cambian el estado de animo de la persona y las
percepciones, sino también las alteraciones que sufre diferentes partes del
cerebro, y su fisiología. Las drogas pueden alterar áreas importantes del
cerebro necesarias para funciones que mantienen la vida y pueden guiar el abuso
compulsivo de drogas que es indicio de la adicción. El cerebro es una de las
partes del cuerpo más complejas y delicadas. Del cerebro dependen los
sentimientos, la manera de pensar, nuestro mundo interior y la capacidad de
relacionarnos con otras personas. Las drogas inciden de manera directa sobre
él, e interfieren en su funcionamiento.
Se sabe también a ciencia cierta que las
drogas también actúan sobre el sistema límbico, que está en la parte más
interna del cerebro, y provocan una sensación artificial de placer. Sin
embargo, el cerebro no está preparado para recibir estos estímulos. Y es así, que
el uso repetido de drogas afecta al funcionamiento del sistema límbico e inicia
el proceso de adicción. Y por lo tanto, las consecuencias se dejan sentir
también en el córtex, y afectan al control racional de la conducta. La adicción
se consolida. En el cerebro adicto, el l córtex desempeña un papel clave en la
consolidación del proceso adictivo. La actividad del córtex disminuye de manera
progresiva durante el consumo repetido de drogas, de modo que se produce una
pérdida del control racional que ejerce esta estructura sobre la conducta.
Para comenzar este texto analizaremos
levemente parte de la historia, pasando a las estadísticas que se nos presentan
en la actualidad tanto en México como en nuestro país vecino, y de allí
analizaremos en una forma breve la anatomía cerebral, su función fisiológica, y
detallaremos las áreas que suelen ser afectadas durante el uso y abuso de
diferentes drogas. Para comenzar dicha explicación, permíteme invitarte a
través de este corto texto a explorar, analizar y entender el fascinante
funcionamiento y estructura de este fabuloso órgano llamado cerebro.
La adicción en la historia.
Bajo el impulso de razones sociales,
religiosas y personales, desde la antigüedad el hombre se ha servido de un
estímulo externo para alterar su conciencia. En pasajes de la Biblia podremos
leer como se menciona al vino, el cual desempeñara una función sagrada al igual
en otras religiones. Cuenta la historia que en el herbario de un emperador
chino, escrita en el año 2700 A.C, se alude la mariguana. Los indios jibaros
del Ecuador, para quienes el mundo de los sentidos es una ilusión,
habitualmente consumen drogas para ponerse en contacto con el “mundo real” de
las fuerzas sobrenaturales. En la cultura estadounidense, el uso de algunas
sustancias para alterar un estado de ánimo o la conducta se considera normal en
determinadas circunstancias. Entre otras cosas, esto incluye ingerir cantidades
moderadas de alcohol, café o refresco de cola. En algunos círculos se emplean
regularmente sustancias ilegales como la mariguana, cocaína y las anfetaminas.
Desde la antigüedad se reconocen los
problemas ocasionados por el abuso de drogas. Los griegos recomendaban
moderación en todas las cosas, entre ellas la ingestión del vino; La Biblia
predica contra el abuso del alcohol. Por otro lado, una encuesta nacional
administrada en Estados Unidos reveló que más de 60% de los habitantes de ese
país piensan que el uso de drogas que alteran la mente es inmoral y debería
declararse ilegal (“61% of Americans”, 1990). Estas preocupaciones no carecen
de fundamento. Por ejemplo, el abuso de sustancias por parte de los empleados
le cuesta al país más de 100,000 mdd anuales por el ausentismo, la pérdida de
productividad y los gastos médicos (Freudenheim, 1988). Más de 15,000
estudiantes mueren cada año y más de 1 millón sufren lesiones en accidentes
automovilísticos relacionados con el alcohol. El tabaquismo por lo menos
comparte la responsabilidad sobre la muerte de un cuarto de millón de personas
cada año, es decir, más de 1 de cada 6 fallecimientos en Estados Unidos.
El abuso constante de algunas drogas,
entre ellas el alcohol, puede conducir al uso compulsivo de ellas, es decir, a una dependencia de sustancias (llamada
también adicción). Aunque no todos los que abusan de una sustancia psicótica se
vuelven dependientes, la dependencia
suele presentarse tras un periodo de abuso. A menudo provoca tolerancia, fenómeno consistente en que
se requieren dosis más altas para obtener los efectos originales y prevenir los
síntomas de la abstinencia (o síndrome de abstinencia), es decir los
efectos físicos o psicológicos que ocurren cuando se interrumpe el uso.
Tolerancia a las drogas.
Para definir el patrón de consumo de estas
drogas y ver su evolución, a continuación se presenta el orden progresivo de
daño que causa el uso y abuso de la droga; El abuso de sustancias es un patrón
del consumo de drogas que disminuye la capacidad para cumplir con las
obligaciones. La dependencia de sustancias es un patrón de consumo compulsivo
de drogas que origina tolerancia, síntomas de la abstinencia u otros más
específicos al menos por un periodo de un año. La tolerancia es un fenómeno en
que se requieren dosis más altas para obtener los efectos originales o para
prevenir los síntomas de la abstinencia. Los síntomas de abstinencia son los
efectos físicos desagradables que se presentan al interrumpir una sustancia que
crea dependencia.
La abstinencia de las drogas.
Es importante recordar que las causas del
abuso y la dependencia son complejas y generalmente provienen de alguna
combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales que varían según el
individuo y la sustancia. Recordemos que la adquisición de la dependencia no
sigue un patrón temporal constante. Quizá una persona pueda ser considerada
como “bebedora social” durante muchos años antes de empezar a abusar realmente
del alcohol, mientras que en cuestión de semanas otra persona puede convertirse
en adicto al crack (que es una forma cristalina de cocaína).
El cerebro humano.
Contando con más del 90% de las neuronas
del cuerpo humano, el cerebro es la sede de la conciencia y de la razón, el
lugar donde se encuentra el aprendizaje, la memoria y las emociones. Este es el
órgano que decide que hacemos y si la decisión fue correcta o incorrecta, e
imagina como habría sido el resultado de las cosas si hubiéramos obrado en
forma diferente. Tan pronto comienza a formarse en el embrión humano, podemos
distinguir tres partes, el rombencéfalo (o metencéfalo), el mesencéfalo y el
prosencéfalo. Siguen existiendo en el cerebro del adulto plenamente formado,
aunque no es tan fácil distinguirlas. Morris,
Charles, Maisto, Albert, (2001), Psicología (10ª ed.) México: Prentice Hall
Formación Reticular.
Para simplificar la exposición de lo que
es la formación reticular, que a continuación se define en la figura siguiente,
hemos dividido el cerebro en rombencéfalo, mesencéfalo y prosencéfalo. Pero
todas las partes del cerebro a menudo se coordinan para efectuar ciertas
funciones. La formación reticular (FR)
es un haz de neuronas en forma de malla que recorre estas tres divisiones. Al
parecer, su función principal consiste en enviar señales de “alerta” a las
regiones superiores del cerebro en respuesta a los mensajes del exterior. Sin
embargo, puede ser controlada. Por ejemplo, una droga obra principalmente
desactivando, o de alguna manera alterando la función de este sistema. En el
caso de recibir una lesión permanente debido al uso y abuso de drogas, puede
provocar efector irreparables en la dinámica y fisiología cerebral. Al igual
que un accidente de cierta índole, dicha lesión puede incluso provocar un coma
en la persona.
El sistema límbico.
Las partes que
forman el Prosencéfalo/Diencéfalo
son:
El Hemisferio
central. El Tálamo. El Hipotálamo
Las partes que
forman el Rombencéfalo (parte
postero-inferior del cerebro) son:
El cerebelo. El
puente. La medula oblongada o bulbo raquideo
El sistema
límbico influye en la emoción y la motivación, mientras que la amígdala y
el hipocampo rigen las emociones relacionadas con la autopreservación (McLean,
1970). Cuando se dañan (como en el caso del abuso de ciertas drogas) o se
extraen algunas porciones de estas estructuras, los animales hostiles por
ejemplo, se vuelven mansos y dóciles; en cambio, cuando se las estimula por
medio de la intervención de alguna droga, los animales muestran tantas señales
de miedo y pánico, alterando su conducta en general. Otras dos estructuras del
sistema límbico, el giro cingulado y el
septum, intensifican la experiencia del placer e inhiben la agresión. La destrucción
de dichas áreas puede originar altos niveles de agresión. En especial, la
estimulación de una droga en porciones del septum produce un placer intenso: en
los animales que se les estimule en estudios de laboratorio, podrían llegar
incluso a olvidarse del alimento y el agua. La evidencia indica que el ser
humano también experimenta placer al estimular dichas zonas del cerebro, aunque
de una forma distinta a la de los animales. El sistema límbico está
estrechamente conectado al hipotálamo, estructura que participa decisivamente
en varias actividades de índole motivacional y emotiva: hambre, sed, motivación
sexual, miedo e ira (Kupfermann 1991; Olds y Forbes, 1981).
La medula espinal es el complejo cable de
axones que conectan el cerebro a la mayor parte del resto de cuerpo. Nos
referimos al cerebro y a la medula espinal como estructuras distintas, pero no
existe una frontera clara entre ellas, porque en la parte superior la medula
espinal se agranda y se fusiona con el rombencéfalo y el mesencéfalo. Y aunque
tiende a recibir menos atención que el cerebro, sin ella quedaríamos
severamente limitados. La medula se compone de haces de axones largos y cumple
dos funciones básicas: permitir algunos movimientos reflejos y transmitir
mensajes hacia el cerebro y desde el. Los reflejos siempre están controlados
por la medula espinal y los mensajes parten de los receptores sensoriales
situados en la piel, cruzan las fibras nerviosas aferentes y llegan a la medula
espinal. Allí, son transmitidos por las neuronas de asociación a las fibras
nerviosas que los conducen a las células musculares causantes del movimiento
reflejo.
Sistema Nervioso Somático y
Sistema Nervioso autónomo.
Los axones de la división simpática intervienen principalmente cuando tenemos miedo
o estamos enojados. Transmiten mensajes que le dicen al cuerpo que se prepare
para una emergencia y para obrar rápida y vigorosamente. En respuesta a sus
mensajes, el corazón palpita de forma violenta, se acelera la respiración, las
pupilas se agrandan y la digestión se detiene. Como lo es en el caso que
tratamos en este tema de la adicción, la división antes descrita, ordena al
sistema endocrino empezar a bombear sustancias químicas hacia la corriente
sanguínea para fortalecer estas acciones. Las fibras nerviosas simpáticas se
conectan con todos los órganos internos, hecho que explica porque la reacción
del cuerpo ante el uso de drogas y sustancias, o un estrés repentino. Sin
embargo, la división simpática también puede obrar selectivamente en un solo
órgano.
Los efectos de la droga suelen examinarse
en condiciones científicas rigurosamente controladas. En la generalidad de los casos, el
investigador compara la conducta que muestra el sujeto antes y después de
administrarle la droga; toma precauciones especiales para asegurarse de que los
cambios observados en la conducta se deban exclusivamente a la droga. Algunas
veces, la mera expectativa de que produzca determinado efecto basta para
obtenerlo. Por ejemplo, si un ingrediente activo se elimina en la mariguana o
cafeína. Por otro lado, si el experimentador desea que el alcohol altere el
comportamiento, tendrá que buscar y observar ese fenómeno precisamente en
participantes que consumen alcohol.
Es bastante complicado estudiar la
conciencia alterada de las drogas, porque la mayoría de estas no solo afectan
de modo distinto a las personas, sino además producen efectos diferentes en una
misma persona ante diversas ocasiones o situaciones. Por ejemplo, afecta
profundamente a algunos en pequeñas cantidades y a otros no. Ingerir alcohol u
otra droga en una reunión social causa efectos distintos bajo la mirada atenta
de un científico. Los investigadores deben controlar estrictamente estas
variables para cerciorarse de que los efectos observados reflejen solo los
comportamientos relativos a la sustancia química en cuestión.
Los modernos y refinados métodos de
neuroimaginería han resultado ser de gran utilidad para estudiar los efectos de
las drogas. Métodos como las imágenes de tomografía por emisión de positrones
permiten a los investigadores aislar las diferencias específicas del cerebro de
adictos y no adictos.
Se ha descubierto que el cerebro adicto es
cualitativamente distinto del no adicto en varios aspectos, como el metabolismo
y la sensibilidad ante las señales ambientales (Leshner, 1996). Otros
investigado se han centrado en la función que desempeñan los neurotransmisores
en el proceso de adicción, señalando que toda droga causante de adicción
aumenta los niveles de dopamina en el cerebro (Glassman y Koob, 1996). Algún
día, resultados como los anteriormente expuestos no solo nos podrían dar un
mejor conocimiento del origen biológico de la adicción, sino además un
tratamiento más eficaz para tratarla y curarla.
Diferentes imágenes del cerebro por medio de la neurotomografía, en diferentes adicciones.
Iboga y el tratamiento de la adicción.
Hoy en día se sabe de un tratamiento
descubierto por accidente en África, que no solo ofrece prometedoras
esperanzas, sino también existe ya evidencia de un gran nivel de éxito al
aplicarse. Dicho tratamiento consiste de un extracto de la planta Iboga, el cual es procesado para
obtener y preservar su máxima potencia, y al administrarse en las dosis
adecuadas, surte un efecto de transformación química en el cerebro, alterando
la fisiología de los receptores neuro-cerebrales, y así disminuyendo en un gran
porcentaje e incluso eliminando en el paciente los síntomas de supresión, y por
lo tanto la dependencia. A pesar de ser una droga muy prometedora para la cura
de las adicciones, no se ha podido realizar la autorización en los Estados
Unidos por la FDA (Food and Drug Administration), debido al contenido de
propiedades alucinogenitas con las que viene el producto. Aunque en los años
80’sse llevaron a cabo varios estudios en laboratorio, no se aprobó nunca el
uso de dicha droga, ya que evidentemente causa un conflicto en varios aspectos
con las entidades gubernamentales y las poderosas compañías farmacéuticas.
Actualmente existen clínicas tanto en México, Canadá, Costa Rica y en otro
países de Europa, donde la aplicación de esta droga el legal, aunque sumamente
cara. Dicha razón por la cual no está al alcance de personas de bajos recursos,
mientras tanto que va en aumento el abuso y dependencia de drogas ilícitas que
están cambiando no solo al individuo, sino a una sociedad entera.
Como podríamos analizar, el uso y el abuso
de las drogas surte efectos transformadores no solo en la neuroquímica del
individuo, sino también en las funciones fisiosomáticas.
Resumen
En resumen, las drogas son sustancias
químicas que afectan el cerebro de forma distinta al penetrar en su extenso
sistema de comunicación e interferir con la manera en que las neuronas
normalmente envían, reciben y procesan la información. Algunas drogas, como la
mariguana y la heroína, pueden activar las neuronas porque su estructura
química imita a la del neurotransmisor natural. Esta similitud en la estructura
“engaña” a los receptores y permite que las drogas se adhieran a las neuronas y
las activen. Aunque estas drogas imitan las sustancias químicas propias del
cerebro, no activan las neuronas de la misma manera que lo hace un
neurotransmisor natural, y conducen a mensajes anómalos que se transmiten a
través de la red.
Otras drogas, como las anfetaminas o la
cocaína, pueden causar que las neuronas liberen cantidades inusualmente grandes
de neurotransmisores naturales o pueden prevenir el reciclaje normal de estas
sustancias químicas en el cerebro. Esta alteración produce un mensaje
amplificado en gran medida, que en última instancia interrumpe los canales de
comunicación. Nos preguntamos ¿Cómo es que funcionan las drogas en el cerebro
para producir placer? Y para contestar dicha pregunta sabemos que la mayoría de
las drogas adictivas, directa o indirectamente, atacan el sistema de
recompensas del cerebro, inundando el circuito de dopamina. La dopamina es un
neurotransmisor que se encuentra en las regiones del cerebro que regulan el
movimiento, la emoción, la motivación y los sentimientos de placer. Cuando se
activa a niveles normales, este sistema recompensa nuestros comportamientos
naturales. Sin embargo, la sobrestimulación del sistema con drogas produce
efectos de euforia, que refuerzan fuertemente el consumo y le enseñan al
usuario a repetirlo. Y es así que se genera la dependencia y por lo tanto la
adicción.
Conclusión.
Nuestros cerebros están conectados para
garantizar que repitamos las actividades vitales al asociar estas actividades
con el placer o la recompensa. Cada vez que se activa este circuito de
recompensa, el cerebro nota que está sucediendo algo importante que necesita
recordar, y nos enseña a hacerlo una y otra vez sin pensar en ello. Debido a
que las drogas adictivas estimulan el mismo circuito, aprendemos a abusar de
las drogas de la misma manera. El abuso de las drogas a largo plazo perjudica
el funcionamiento del cerebro, alterando la estructura química y fisiología,
dañando también diferentes funciones y órganos del cuerpo humano. Una persona
que abusa de las drogas eventualmente se siente aplacada, sin vida y deprimida,
y es incapaz de disfrutar de las cosas que antes le resultaban placenteras.
Ahora, la persona necesita seguir consumiendo drogas una y otra vez solo para
tratar de que la función de la dopamina regrese a la normalidad, lo cual solo
empeora el problema, como un círculo vicioso. Además, la persona a menudo
tendrá que consumir cantidades mayores de la droga para conseguir el efecto
deseado y que le es familiar que resulta, un fenómeno de la dopamina alta,
conocido como tolerancia.
Sabemos que el mismo tipo de mecanismos
implicados en el desarrollo de la tolerancia pueden finalmente conducir a
cambios profundos en las neuronas y los circuitos del cerebro, con el potencial
de comprometer seriamente la salud del cerebro a largo plazo. Por ejemplo, el
glutamato es otro neurotransmisor influyente en el circuito de recompensas y en
la capacidad de aprender. Cuando la concentración óptima de dicho
neurotransmisor se ve alterada por el abuso de las drogas, el cerebro intenta
compensar este cambio, lo que puede causar un deterioro de la función cognitiva. Del mismo modo, el
abuso de drogas a largo plazo puede desencadenar adaptaciones en los sistemas
de memorias no conscientes o habituales.
La exposición crónica a las drogas
adictivas altera la forma en que las estructuras cerebrales críticas
interactúan para controlar e inhibir las conductas relacionadas con el consumo
de drogas. Al igual que el abuso continuo puede llevar a la tolerancia o la
necesidad de dosis más altas de drogas para producir un efecto, también puede
llevar a la adicción, lo que lleva al consumidor a buscar y consumir drogas de
forma compulsiva. La adicción a las drogas merma el autocontrol y la capacidad
de una persona de tomar decisiones acertadas, a la vez que produce impulsos
intensos de consumir drogas. (http://www.drugabuse.gov)
Ya habiendo analizado detalladamente como
es que el efecto de las drogas afecta las diferentes partes del cerebro, es
fácil dictaminar que debido al condicionamiento al que se somete el cuerpo y el
cerebro con el uso y el abuso de diferentes drogas, la dopamina se convierte en
un neurotransmisor clave, ya que dicha deficiencia debido al abuso, y la sobre-producción
para contra restar los efectos, el cerebro es sometido a un estado de
tolerancia cada vez mayor, llevándolo a depender de la droga para en cierta
forma auto engañar al cerebro. Y por la misma forma, se causan daños muchas
veces irreparables tanto al cuerpo como al cerebro.
¿Por qué elegí este tema?
En mi profesión como enfermero quirúrgico
instrumentista, actualmente trabajo en una clínica de adictos, la mayoría
provenientes de Estados Unidos y Canadá. Ya que los costos del tratamiento en
dicha clínica son muy elevados, y se cobran en dólares, no es común que nos
frecuentes personas nacionales. Lo cual es muy lamentable ver, pues el nivel de
adicción en nuestro país es alarmante, y debemos de encontrar la forma de
proveer la educación, la prevención y la ayuda necesaria a toda esa gente que
sufre de las adicciones, y que desesperadamente buscan un alivio y cura a su
mal.
¿A dónde recurrí para abarcar mi tema?
Teniendo estudios de psicología, y habiendo hecho diferentes
trabajos de investigación en temas de las adicciones, pude contar con distintos
libros de psicologia, y referencias del internet en problemas de adicción,
desarrollo humano, y anatomía y fisiología. Este es un tema muy fascinante ya
que en mi carrera de enfermería pude aprender muy a fondo la anatomía humana, y
en especial el cerebro siempre me interesó mucho.
Elaborado por: Alejandro Álvarez Pliego
26 de Abril 2016
Referencias.
Bushman, B.J, &
Cooper, H.M. (1990). Effects of alcohol on human aggression: An integrative
research review. Psychology Bulletin, 107, 341-354
Fischman, J. (1985,
September), Mapping the mind. Psychology Today, pp. 18-19
Hebb, D.O. (1955).
Drives and the CNS (conceptual nervous system). Psychology Review, 62, 243-254
Morris, G Charles,
Maisto, A Albert. (1998) Psicología. 10a Ed. Prentice Hall
Glassman y Koob, 1996. Anatomía del cerebro
humano
FDA (Food and Drug
Administration)
Leshner, 1996. La química cerebral
Kupfermann 1991; Olds y Forbes, 1981
jueves, 7 de abril de 2016
Agenda de actividades
Esta tabla representa las actividades de una semana común para mí. Como podran ustedes observar, mi trabajo absorbe la mayor parte de mi día activo, pero aún en mi lugar de trabajo trato siempre de encontrar en tiempos muertos un espacio para leer o para realizar las labores de las actividades del curso propedeútico. De hecho, en este instante estoy generando este blog en uno de esos tiempos aquí en la clínica donde trabajo. Uno de los días lo omití, ya que solo quería representar aquí un ejemplo de como es que se ve ya una tabla completa. No que así deba ser o que esta sea la forma adecuada, pero es lo que para mí funciona, y así lo entendí. Espero pueda ser una leve guía para mis compañeros que aún pudieran tener alguna duda de que es lo que se nos pide en esta actividad.
martes, 5 de abril de 2016
Aprendizaje autónomo: eje articulador de la educación virtual. Mapa conceptual
Sierra, Perez. J.H. (2005). Aprendizaje autónomo: eje articulador de la educación virtual.
Alejandro Alvarez Pliego 5 de Marzo del 2016
Alejandro Alvarez Pliego 5 de Marzo del 2016
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